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¿Qué es la inteligencia emocional y cómo puede mejorarse?

¿Alguna vez has lamentado haber dicho o hecho algo en un momento de enojo? ¿Te cuesta a veces ponerte de acuerdo con los demás? Si es así, no eres el único. La mayoría de las personas vivimos momentos en los que nuestras emociones nos ofuscan o momentos en los que nuestras conexiones con la familia, los amigos o los colegas se antojan un poco superficiales.

¿Cómo podemos hacer que nuestras emociones vayan en nuestro favor, y no en nuestra contra? El secreto para disfrutar de relaciones más gratificantes podría radicar en cultivar la inteligencia emocional. Hace ya tiempo que el mundo de la autoayuda y el crecimiento personal hablan de inteligencia emocional (también conocida como EQ), pero ¿qué es en realidad? ¿Y es posible aprender a dominarla?

Hemos recopilado unos cuantos ejercicios para que explores en qué medida la inteligencia emocional puede ayudarte a prosperar.

Pero, antes de nada, ¿qué es la inteligencia emocional?

La inteligencia puede medirse de muchas maneras y la intuición nos dice que ser «muy leído» no siempre conlleva lograr el éxito y la felicidad en la vida. De hecho, ser capaz de interpretar y reaccionar a las emociones, tanto a las propias como a las ajenas, puede ser más importante para alcanzar esa realización personal y profesional.

La inteligencia emocional consiste en ser capaz de reconocer y entender los propios sentimientos y los de las personas que nos rodean para poder empatizar con ellas y responder de un modo útil. Entender cómo las emociones moldean el comportamiento y desarrollar la conciencia emocional nos ayuda a mejorar nuestras habilidades sociales y a comunicarnos mejor con los demás.

Ello no quiere decir que las emociones sean algo malo; no se trata de ejercer un autocontrol rígido ni de intentar ser más asertivo o tranquilo. De lo único que se trata es de estar conectado al paisaje emocional y de entender cómo mejorar el bienestar emocional tanto propio como ajeno.

Cuatro maneras de desarrollar la inteligencia emocional

Si bien algunos psicólogos consideran que la EQ está predefinida por la genética y las vivencias tempranas (de manera similar a las capacidades musicales o matemáticas), no cabe duda de que es posible afinar el radar emocional. A continuación recogemos cuatro maneras de hacerlo:

1) Fíjate en cómo te sientes. El primer paso para ser más consciente de uno mismo es observar tus sentimientos. Respira hondo unas cuantas veces y observa qué sucede en tu mente y cuerpo, sin juzgarlo. Con el ajetreo de la vida, a veces se nos olvida hacer este ejercicio, pero con la práctica lo integrarás como algo innato.

2) Haz una pausa antes de actuar. Si experimentas una fuerte reacción a algo, como puede ser enfado, tristeza o frustración, antes de responder detente un instante y pregúntate cómo te sientes y por qué. Sintonizando con tus emociones puedes empezar a identificar qué las desencadena y aprender a actuar de manera intencionada.

3) Toma las riendas de tus sentimientos. Una vez seas más consciente de tus sentimientos, podrás determinar a cuáles decides concederles más espacio. Por ejemplo, si una persona te hace daño o te insulta, esos sentimientos pueden ser válidos y estar justificados, pero puedes optar por responderle con integridad y compasión, en lugar de arremetiendo contra ella. Aunque al principio puede resultar difícil, conseguir ese control puede ayudarte a tener relaciones mucho más gratificantes, además de nutrir tu propia sensación de bienestar emocional.

4) Pregunta a los demás cómo se sienten. Si te cuesta interpretar los sentimientos de los demás, pregúntales cómo se sienten. Practica la escucha activa y dales tiempo para hablar, formúlales preguntas y demuéstrales que entiendes qué las origina. Demuestra curiosidad por lo que los demás están experimentando y no temas explicar tus propias vivencias.

5) ¡Practica! Si te encuentras en una situación que te representa un desafío, aprovecha la oportunidad para practicar la conciencia emocional. Si se trata de un concepto nuevo para ti, tardarás un tiempo en interiorizarlo. Y no siempre lo harás de maravilla, pero concédete cierto crédito por intentarlo y, con el tiempo, sin duda alguna tu inteligencia emocional mejorará.

Recuerda: no hay emociones «malas». No desdeñes tus sentimientos ni los de los demás: todo aporta información que nos ayuda a progresar.

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