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Guía completa de tus emociones

Seguramente habrás experimentado todo el espectro de emociones a lo largo de tu vida, desde la felicidad por el nacimiento de un hijo hasta la emoción ante la perspectiva de un nuevo empleo o incluso el miedo al ver una araña.

Pero ¿alguna vez te has detenido a pensar en qué son realmente las emociones y por qué las tenemos?

Si alguien te dice lo feliz, triste o enfadado que está, seguramente entiendas a qué se refiere. Sin embargo, aunque la mayoría de nosotros entendemos de manera instintiva las emociones, no existe una definición de estas consensuada entre los psicólogos.1 Para algunos, las emociones son una reacción mental pasajera a un suceso, mientras que otros las describen como la percepción de un cambio físico, ya sea un aumento en la frecuencia cardíaca o unas palmas de las manos inesperadamente sudorosas. Probablemente nuestra experiencia de las emociones se sitúe en un punto intermedio entre ambas cosas.

Tiene sentido afirmar que las emociones son un estado mental, reflejo de una sensación de placer o desagrado, a menudo combinada con una sensación física.

En este artículo exploramos algunas de las ideas que rodean la naturaleza de las emociones y su impacto en nuestra vida cotidiana.

Tres maneras de concebir tus emociones

La experiencia física de la emoción

Probablemente lo primero que se te ocurra al pensar en las emociones sea la sensación física: las mariposas en el estómago cuando estás nervioso o emocionado, las lágrimas vertidas cuando te sientes triste o la sensación de que el corazón se te va a salir por la boca cuando te llevas un susto.

Estas respuestas fisiológicas las controla el sistema nervioso autónomo y se mantienen especialmente alerta ante las emociones negativas, como el miedo o la ira.

Si bien en ocasiones puede resultar desagradable, la experiencia física de la emoción en realidad es una señal útil de que algo a nuestro alrededor requiere nuestra atención inmediata. Imagina que no notaras la sensación de pánico repentina al ver un oso corriendo hacia ti.

La emoción como proceso cognitivo

Pero las emociones no son solo sensaciones físicas. Están entretejidas con los pensamientos, los juicios y las actitudes, y a menudo las desencadenan sucesos que acontecen a nuestro alrededor y la interpretación que hacemos de ellos.

Por ejemplo, nos sentimos felices y emocionados cuando nos ofrecen un ascenso en el trabajo, porque creemos que nos ayudará a alcanzar nuestros objetivos profesionales o a disfrutar de una mayor estabilidad económica. Y nos sentimos tristes o enfadados cuando concluye una relación, porque tenemos la sensación de haber perdido algo que considerábamos importante.

Así pues, nuestras emociones son la consecuencia de este proceso de juzgar nuestra situación con relación a nuestras creencias y convicciones.2

Por supuesto, como las emociones no suelen darse en el vacío, es posible experimentarlas simplemente como resultado de pensamientos concretos. Por ejemplo, si tenías la sensación de haber perdido algo puedes sentirte triste, aunque en realidad no lo hayas perdido. Si crees que algo malo sucederá en algún momento futuro, aunque no haya ocurrido, puedes experimentar ansiedad. Esto implica que, si somos capaces de reformular nuestras creencias y nuestro comportamiento, conseguiremos gestionar nuestras emociones de manera más efectiva.

Expresar las emociones

El modo como nos comportarnos cuando experimentamos las distintas emociones es principal para nuestras interacciones con los demás y para ayudarnos a formar lazos sociales. Cuando les demostramos a nuestros amigos que estamos emocionados o nerviosos por algún motivo y ellos se comportan del mismo modo, sentimos una mayor conexión con ellos.

La capacidad de entender e interpretar las emociones de otras personas y de empatizar con sus experiencias emocionales recibe el nombre de inteligencia emocional. La inteligencia emocional (abreviada EQ) es esencial para entablar relaciones sociales positivas.

También existen normas culturales asociadas a nuestra forma de manifestar las expresiones que nos ayudan a encajar en nuestro grupo social. A menudo, estas expectativas guardan relación con la edad, el género, la cultura o la situación. Por ejemplo, las emociones que se espera que expreses en una boda serán muy distintas de las que se consideran aceptables en un funeral.

Entender las emociones

Es evidente que el complejo mundo de las emociones desempeña una importante función social. A nivel individual, las emociones nos ayudan a aprender a repetir comportamientos que nos han generado emociones positivas y a evitar conductas que nos han hecho sentir mal. Por norma general, esto nos ayuda a comportarnos de una manera que beneficie a la comunidad en sentido amplio, y ese lenguaje emocional compartido ayuda a reforzar nuestras relaciones sociales.

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